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Sí se quiere trabajar

 

Una denuncia hecha por desaparición abre una nueva carpeta café, de cartón, tamaño oficio, con mínimo seis hojas. Una de ellas es el reporte de búsqueda que se llena junto al familiar que presenta el caso. Una denuncia abre una cadena de acciones rutinarias que constituyen el proceso básico de búsqueda a una persona, este despliega una serie de llamadas y gestiones en los centros médicos de la ciudad, en FOSYGA (Fondo de solidaridad y garantía), en RCN y City tv donde se publica la foto del desaparecido que autoriza la familia, en los centros de conducción, en la URI (Unidad de reacción inmediata) y en la unidad de Justicia y Paz para comprobar si hay declaraciones de paramilitares sobre fosas comunes que hayan sido registradas hasta el momento.

 

Una denuncia hecha por desaparición pone a trabajar en un caso nuevo a un equipo de servidores de Policía Judicial que coordinan entre cinco y diez municipios. Un caso puntual es Bogotá por ejemplo, que reporta el 23% de los casos de todo el país, allí se ve como una denuncia nueva hecha por desaparición se suma al seguimiento esporádico de los 16.751 casos existentes hasta la fecha, del departamento, de los cuales se presume que 382 son por desaparición forzada y 26.280 son casos de los que no se tiene información concreta hasta la fecha.

 

Esa nueva denuncia por desaparición parece ser solo un número más en el escritorio y montañas o arrumes de carpetas cafés de cartón con mínimo seis papeles que guarda Jairo Navarrete junto a su escritorio, el coordinador de casos de desaparición denunciados en toda Cundinamarca. Oficina donde la cantidad de carpetas aumenta como el último dígito de los 56.399 casos que actualmente maneja el país y para los cuales se pensaría que trabaja un ejército de investigadores casi tan grande como el de la milicia nacional, que es administrada por el Ministerio de Defensa para garantizar la seguridad frente a los grupos insurgentes. 

La realidad es abismalmente opuesta. Actualmente y por departamento existe un equipo de cinco investigadores, a veces tres o dos,  que ejercen sus búsquedas en los departamentos que les corresponden y que, a su vez, reciben unos de los 300 nuevos casos que a diario se han formalizado en el país para comenzar a ser investigados.

 

El reto no solo es la cantidad, la agenda del día de un servidor como Jairo se divide en jornadas de trabajo de oficina, en hacer llamadas de chequeo, registro en bases de datos y atención a los usuarios que lo visitan para conocer si su caso particular ha presentado algún avance o para reportar nuevas pistas, dado que los familiares al ser los más interesados en el resultado de la investigación, en la mayoría de los casos son los que presentan la mayor cantidad de pruebas, a pesar de no ser su obligación.

 

Las tareas continúan, su agenda se subdivide aún más, pues tanto él como su asistente deben hacer trabajo de campo acomodando sus horarios de la manera más eficiente que les sea posible, pues si bien tienen a su disposición teléfonos para comunicarse y un carro que los transporta a donde necesiten, cuentan con las mismas 24 horas del día que cualquier otra persona para realizar las tareas anteriormente mencionadas más los recorridos por veredas hasta bien adentrados en el monte, donde posiblemente hay uno de los 1.443 cuerpos de personas sin identificar que hasta el momento hay notificados en Cundinamarca y deben ser fotografiados, registrados y trasladados a la fiscalía seccional o la morgue de Bogotá.

 

Las cifras parecen un reloj digital que marca los minutos y segundos, pues en la página sirdec.medicinalegal.gov.co se actualiza cada segundo las cifras que van siendo registradas en la base de datos de todo el país, cifras delimitadas por departamento, género, estado de la investigación y rango de edad que se van acumulando en la lista de casos que servidores de policía judicial como Jairo Navarrete y su unidad de investigación registran desde 1997, hoy llegan a ser un total aproximado de 2.200 casos, algunos con respuesta inmediata y finales de investigaciones satisfactorios para los familiares y otros como los casos de los desaparecidos en la toma y retoma del Palacio de Justicia que cumplen 29 años de indagaciones sin muchas respuestas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por fortuna para los familiares de las víctimas de desaparición del país, el panorama de investigación ha ido mejorando en los últimos quince años, pues con el interés de personas como Karen Quintero, antropóloga forense y miembro de MOVICE (Movimiento de víctimas crímenes de estado) y el de sus compañeros de trabajo y organizaciones aliadas como ASFADDES (Asociación de familiares de detenidos desaparecidos) y la Fundación Nydia Érika Bautista  que han logrado gestionar cambios en la ley, se ha garantizado una mejor protección de los derechos humanos que les son violentados a los familiares al sufrir las pérdidas de sus parientes.

 

Pues entre los logros del Equipo Colombiano de estudios Antropólogo-forenses (ECIAF) grupo independiente en el que trabaja Karen, se encuentra la exhumación de los primeros seis cuerpos que autoriza la Fiscalía General de la Nación a proceder en investigaciones independientes, con el compromiso de  presentar los resultados finales a la entidad oficial para sistematizar y documentar al final, los procesos acordados.

 

Por cuenta propia, el grupo de antropólogos trae metodologías de trabajo diferentes a las estatales, pues según Karen Quintero “son más humanos”, ya que al trabajar directamente con la información y participación de las familias, en aspectos como el suministro de la ubicación de fosas principalmente y la realización de una ceremonia simbólica junto a los parientes, al finalizar el proceso de exhumación, se hace lo correspondiente a un entierro digno que cierre el ciclo de duelo de los parientes. Los cuales, son algunos de los aportes a una visión más amplia de verdad, justicia y reparación que las víctimas de la guerra del país se ha propuesto alcanzar, pero solo hasta ahora ha dado una pequeña muestra de voluntad. 

 

“Buscar un desaparecido aquí en Colombia es un poco difícil, las cosas se hacen pero a un paso muy pausado. Tenemos cientos de casos y a todos hay que darle prioridad“

 

Jairo Navarrete

Coordinador de servidores de policía judicial 

de Cundinamarca

Karen Quintero ha trabajado desde hace 10 años en otros proyectos de antropología forense junto a la Misión de Naciones Unidas en Kosovo, Perú y Colombia.

Nydia Erika Bautista de Arellana, ex-militante del M-19. Fue desaparecida un año y nueve meses después de la toma del Palacio de Justicia de Bogotá, el 30 de Agosto de 1987 en el barrio Casablanca, donde vivía, a las 6:30 de la tarde, luego de terminar la celebración de la primera comunión de su hijo.

Nydia Erika Bautista.            Tomado de: contagioradio.com

 

Fue torturada y posteriormente ejecutada por miembros de la XX Brigada de Inteligencia y Contrainteligencia del Ejercito Nacional en Guayabetal - Cundinamarca. El cadaver de ella y de otros cuerpos más fue encontrado en 1990 por las declaraciones del entonces suboficial Bernardo Alfonso Garzón Garzón. 

 

Alfonzo Garzón Garzón.        Tomado de: elespectador.com

 

 

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